(15 de noviembre)
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Nuestro último trayecto en autobús VIP Kashán - Teherán |
Fátima es nuestra última couch del viaje. Y es el mejor final: es una
mujer encantadora, valiente y sabia. Nos aloja los tres días en su casa, nos acompaña durante toda la primera jornada (dejando su trabajo para atendernos) y las dos noches
posteriores, llevándonos a lugares no frecuentados por turistas pero que
son el latido de la gran ciudad diversa y moderna que es Teherán
actualmente. Es valiente porque aloja sin problemas a dos viajeros
hombres, siendo una mujer divorciada. Y es sabia porque siempre
recordaremos su perfecto español y todos sus conocimientos de hispanista
sobre nuestra cultura, y, especialmente, su devoción (compartida por
nosotros) por Federico Garcia Lorca.
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Con Fátima en el Museo Nacional |
Empezamos la visita en la capital por el Museo Nacional, está claro, un
edificio espléndido del arquitecto francés André Godard, del 1936, con
un enorme iwan en la entrada, enlazando esta moderna construcción con
la arquitectura del pasado del país. ¡Disfrutamos de las piezas de los
lugares que hemos visitado... hasta los maravillosos bajorrelieves del
trono de Darío en Persépolis, el arquero policromado, algunas columnas
y capiteles!
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Frente a la portada del Museo Nacional donde apreciamos el iwan de Godard |
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Ante un capitel de Persépolis y, al fondo, Fátima |
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Arquero en cerámica policromada |
Probamos en el Restaurante Gole Rezaiah las especialidades locales que Fátima selecciona para nosotros. Es un restaurante moderno, bohemio, punto de reunión de periodistas y diplomáticos, con fotografías
de personajes de la cultura de todo el mundo. El Café Romance, cerca,
es una casa antigua rehabilitada, también un lugar elegante y tranquilo
para el té y el café.
Por la noche, visitamos el área del Puente Tabiat o de la Naturaleza, una apuesta vanguardista de la nueva Teherán diseño de la joven arquitecta iraní Leila Araghian. Un puente con varias pasarelas
iluminadas en verde que invitan al paseo tranquilo y al encuentro
amistoso. Sobre las carreteras urbanas comunica los jardines de una
antigua mansión con una zona de bares, restaurantes, jardines y fuentes
de una ciudad “occidental” contemporánea.
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En la puerta del restaurante Gole Rezaiah |
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Puente Tabiat (de la Naturaleza) |
(16 de noviembre)
El día siguiente empezamos la visita por la antigua embajada de los EE. UU., con
los conocidos murales alusivos y reivindicativos. Paseamos por el
centro, viendo algunos edificios oficiales: el Parlamento (el edificio
antiguo y el nuevo), la Aduana, la Mezquita Shahid Motahari, el Bazar,
la Mezquita del Imam... y, después de comer en un local sin turistas al lado del bazar, acabamos llegando a la hora justa para ver el Museo Reza Abbasi. Una delicia, elegante, con algunas piezas
de oro pre-islámicas, y cerámica, miniaturas y caligrafías islámicas.
Con Fátima vamos a la zona de la antigua Prisión de Qasr
(utilizada por el Sha y, posteriormente por la Revolución) que ahora está transformada
en jardines y zona de ocio a cenar en un café.
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Las famosísimas pinturas de la antigua embajada de los Estados Unidos |
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Aduana |
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Ritón de oro, excepcional pieza del Museo Reza Abbasi |
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Zona de la Prisión de Qsar |
(17 de noviembre)
El último día Fátima nos lleva con su coche a la zona de Darband antes de irse a
trabajar. Como es viernes, es día de fiesta por los ciudadanos de
Teherán y utilizan este torrente que se adentra en las montañas
norteñas, como zona de recreo. Los más jóvenes suben más arriba, con
mochilas y ropa deportiva. Las familias pasean, y se paran en las
tiendecillas que hay, teterías y venta de fruta.
La última visita que hacemos es a la Torre Azadi, el símbolo actual de
Teherán. Como un arco de triunfo iraní, su tamaño, enorme, se aprecia mejor con
la proximidad.
Todavía, en metro, volvemos al centro de la ciudad para hacer un último
paseo: la Plaza del Teatro Nacional, con los dos edificios, el antiguo y el
moderno; la calle Ferdowsi, el Park-e-Shar, muy concurrido por las
familias iraníes y donde contemplamos un pequeño parque de atracciones.
Regresamos a casa donde nuestra anfitriona nos ha preparado una espléndida cena de despedida y, después de preparar el equipaje, Fátima nos acompaña al coche Snapp que espera abajo y se despide con un ritual, echando agua al suelo, para propiciarnos un buen viaje y que nos volvamos a ver. El coche arranca camino del aeropuerto. Tenemos que reprimir las lágrimas. No queremos volver a casa. Queremos seguir disfrutando de la cordialidad y el cariño iraní... llegamos a la terminal pensando en cuando podremos regresar a este increíble país, ojalá sea pronto...
Procesión en los aledaños de Darband
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Paseo por Darband |
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Venta de frutas y zumos en Darband |
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Torre Azadi |
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Antiguo Teatro Nacional |
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Atracciones en el Park-e-Shar |
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Espectacular cena de despedida en casa de Fátima |
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Trayecto de vuelta a València. El momento más triste de todo el viaje...
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