(1 de noviembre)
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Trayecto Kermanshah - Ahvaz en autobús VIP nocturno |
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Detalle de las excursiones del día, en taxi privado |
Nima es el primer couch que nos alojará en su casa. Es un
joven profesional (técnico de sistemas informáticos) de un buen nivel
económico, un buen coche, una buena casa en un barrio "bueno" de la ciudad
(Ahvaz es una ciudad rica por el petróleo), casado y con dos hijos. El
pequeño había nacido unos 20 días antes y la esposa y la hija mayor están en casa de
la suegra (como es costumbre allí). Estaremos, pues, solos con él en el piso. Es muy amable, quizás
un poco tímido al principio, pero a lo largo del día que estamos con él, va
cogiendo confianza y abriéndose. También será uno de nuestros buenos amigos en Irán, a pesar del poco tiempo que compartimos.
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Con Nima en el salón de su casa |
Nima nos viene a recoger algo más tarde de nuestra llegada porque tiene
que llevar a su hija a la escuela. Nos contrata el taxi privado para las visitas
del día a un buen precio, y se va a trabajar, aunque permanecerá todo el día pendiente de nosotros a través del móvil.
El taxista de hoy, Mr. Rostami, también es amable y eficaz, pero no
sabe inglés. De vez en cuando, habla con Nima para comprobar que todo
va bien.
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Con Mr. Rostami, nuestro chófer, ante la tumba de Daniel en Susa |
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Los molinos de agua de Shushtar |
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Con las señoras de Teherán que también están haciendo turismo en Shushtar |
La primera visita son las construcciones hidráulicas de Shushtar. Los
espectaculares molinos de agua del río Karum, la alegría del sonido del
agua en aquellos paisajes tan secos. La presa, el castillo y el puente
completan la visita. Tomamos un helado, conversamos con unas simpáticas turistas de Teherán y vemos pasar una celebración deportiva
en desfile triunfal por las calles (Nima nos dirá luego que son campeones de kickboxing). Tras la visita a lo más interesante de Shushtar fuimos a comer. El
encargo que ha hecho Nima al conductor es que nos lleve a comer al Restaurante Mostofi, un
lugar con jardín y alfombras persas como de “Las mil y una noches”. La
comida es barata, buena y abundante.
La segunda parada es el zigurat de Chogha Zanbil, uno de los hitos
del viaje. Sobrecogedor, mágico. En medio de un paraje desértico.
Construido entre el 1234 y el 1227 antes de Cristo, es el zigurat mejor conservado del mundo, puesto que permaneció enterrado en la arena hasta mediados del siglo XX.
Allí tenemos la anécdota del día: un joven nos sorprende cuando se acerca y nos dice “Yo
a vosotros os conozco”. Es Nima, de Shushtar, que nos ha contestado
en la página de couchsurfing unos días atrás a nuestra pregunta sobre los vuelos de Ahvaz a Shiraz.
¡Nos había reconocido gracias a las fotos de nuestro perfil en la web de Couchsurfing! Nos resulta un momento simpático y acabamos haciéndonos un selfie con él. Después queríamos ver Haft Tappeh de camino hacia Susa, pero está cercado
y no es posible llegar al yacimiento (el chófer había intentado decírnoslo, pero no nos entendíamos).
Las ruinas de Susa son impresionantes, grandísimas y
cargadas de referencias para nosotros, y algunas piezas de capitel tanto en la zona de excavación como en el
pequeño museo. Todavía el taxista nos lleva a visitar la tumba del
profeta Daniel, un lugar importante de religiosidad dentro de la ciudad.
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Zigurat de Chogha Zanbil |
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Capitel en las ruinas de Susa |
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Con Nima, de Shustar, nos reconoció gracias a nuestra foto de Couchsurfing |
En Ahvaz, ya de vuelta, Nima nos está esperando y llevamos las maletas a
su casa. La vivienda cuenta con la decoración más cuidada de todas las
que visitaremos, con ese toque recargado que fascina en oriente medio. Nos dice
que no puede estar ni un día sin ver a la hija (una niña muy despierta
de unos siete años), así que, andando, la recogemos, y andando también
vamos hasta la zona del río Karun. Las muestras de cariño y de
complicidad entre padre e hija son muy tiernas. Los jardines están
llenos de grupos de gente (familias, amigos,...) sentados en alfombras,
cenando, conversando... Nosotros cenamos pizza en la terraza de un restaurante
de nivel alto con vistas al río y nos volvemos hacia casa, después de dejar la niña con su madre en casa
de la suegra.
Nos duchamos y relajamos. Nima nos hace té, prepara una pipa de agua, escuchamos
músicas prohibidas (cantan mujeres, dice que no las podremos descargar de internet y
nos las enviará) y conversamos largo rato, cogiendo confianza. Nima acabará
durmiendo en el sofá al lado nuestro en el salón.
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Paseo por el río Karun en Ahvaz |
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En casa de Nima, relajados con té y shisha
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