(7 de noviembre)
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Trayecto en autobús VIP nocturno Shiraz - Kerman |
Dormimos bastante bien en el autobús, llegamos puntuales (hacia las 8:00),
compramos los billetes para Yazd para el día siguiente y decidimos ir en taxi
hacia el
Hotel Akhavan que recomiendan todos los blogs, puesto que
nuestro couch
de Kermán no nos ha contestado a los últimos mensajes.
No nos equivocamos con el hotel: la acogida por parte del recepcionista
(uno de los propietarios) es espléndida, ofreciéndonos desayuno al llegar,
aconsejándonos la habitación trasera más silenciosa, y contratándonos el
taxi privado para la visita prevista para hoy: Rayen y Bam.
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Fachada del hotel Akhavan en Kermán |
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Excrusión en taxi privado a Rayen y Bam |
Reza es el taxista de mediana edad, elegante, serio, sin hablar inglés, pero amable que solo encontrarnos nos ofrece té y galletas. La ciudadela de Rayen es espectacular y está muy restaurada. Coincidimos con un nutrido grupo de españoles de cierta edad. Después, atravesamos un paisaje desértico, inacabable, hasta Bam, un palmeral con una ciudad nueva y, al lado, la ciudad antigua asolada por el terremoto del 2003. Una pena. Toda una ciudad de barro por donde deambular prácticamente solos y que debía ser como un laberinto lleno de vida. La reconstrucción de la ciudadela y de algunos edificios da una idea de lo que debía ser. Volviendo, desistimos de pararnos en el Jardín de Mahan porque ya está oscuro y no vamos a poder apreciarlo en todo su esplendor.
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Entrada a la Ciudadela de Rayen |
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Ruinas de la ciudadela de Bam |
(8 de noviembre)
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Situación de Kermán en Irán |
Al día siguiente, visitamos la ciudad de Kermán. La Biblioteca
Nacional, una antigua fábrica textil rehabilitada, es espléndida; el
depósito de hielo Moayedi, espectacular; el Bazar Vakil, de 1.2 km de
largo, con unas cúpulas preciosas; el Complejo Ganjali Khan, con la
entrada a los Hammam Ebrahim, con unas pinturas del s. XIX; la entrada
al Museo Etnológico; la Mezquita del Imam Jomeini, toda de
ladrillo caravista; y la Mezquita del Viernes, con bonitos azulejos. Comemos
en el restaurante Chaikhaneh Sonnati Vakil, unos espléndidos baños
rehabilitados en medio del Bazar.
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Biblioteca Nacional en Kermán |
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Depósito de hielo Moayedi |
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Esperando la comida en el restaurante Chaikhaneh Sonnati Vakil |
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Pinturas de los Hammam Ebraim |
Guardamos tres anécdotas simpáticas de Kermán. El vendedor de pistachos y
frutos secos que nos regala una bolsa cuando pasamos por delante su tienda; al principio pensamos que se trata del taarof, pero no, insiste y realmente es un detalle por su parte.
Las adolescentes sonrientes que nos saludan y nos persiguen hasta que se acaban haciendo un selfie con nosotros. Y el vendedor de helados que se sienta con
nosotros aunque solo hable farsi, nos enseña sus fotos al móvil y acaba telefoneando un amigo
piloto que habla inglés para que converse con nosotros. Increíble, la
amabilidad de la gente iraní.
Para acabar, el Hotel Akhavan vuelve a acogernos bien: volvemos a cenar
los cinco platos de su menú, y hacemos tiempo en la recepción, con té y
pastas, hasta la hora de tomar un taxi hacia la estación de autobuses donde nos espera una nueva travesía nocturna.
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Con las jóvenes estudiantes |
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Con el vendedor de helados |
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La espectacular cena en el Hotel Akhavan
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