(11 de noviembre)
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Trayecto en autobús VIP Yazd - Isfahán |
Volvemos a viajar en autobús VIP a primera hora de la mañana. Pouria, nuestro anfitrión, nos viene a recoger a la estación. Es un joven amable, con un físico
agradable y habla con un tono bajo, tranquilo, parsimonioso. En su casa, su madre mira vídeos
en el móvil y su padre lee. Tomamos un té, Pouria nos instala la aplicación SNAPP en el
móvil, que a partir de ese momento se convierte en nuestro mejor modo de transporte, y marchamos a tomar contacto con la ciudad. La habitación privada
es agradable, con una cama y un colchón en el suelo. La madre nos
preparará buenos desayunos con huevos revueltos, “pisto”, dátiles...
Ella y la hermana de Pouria estarán más comunicativas el último día, la chica,
con el deseo compartido por muchos jóvenes de salir del país.
La plaza Naqsh-e Jahan nos deja sin aliento. La segunda
más grande del mundo después de la de Tiananmen. Preciosa, va tomando
los colores de los últimos rayos de luz del día, iluminando toda la
fachada de azulejos de la Mezquita Sheikh Lotfollah. ¡Otro lugar
mágico del que no hacen justicia las fotos que hemos visto! De allí, a la
Mezquita del Viernes que Pouria nos ha dicho que es gratuita por la
tarde, en horario de culto, atravesamos el inmenso Bazar Bozorg para llegar a ella. La Mezquita es
impresionante, la entrada en el patio, el iwan del suroeste, con la voz
del muecín... pero con muchas dependencias cerradas que nos obligan a
volver, mañana, con la visita turística de pago. Volviendo, vemos el minarete Alí
iluminado, y la vuelta completa a la Plaza.
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Recién llegados a la plaza Naqsh-e Jahan |
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Mezquita Sheikh Lotfollah |
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Mezquita del Viernes |
Llamada del muecín en la Mezquita del Viernes
(12 de noviembre)
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Situación de Isfahán en Irán |
El día siguiente retomamos la visita a Isfahán, la gran
ciudad monumental de Irán. Ordenada urbanísticamente, con grandes avenidas arboladas, con apariencia occidental, muchos monumentos...
Empezamos de nuevo en la Plaza. Nada más llegar nos cruzamos con una excursión de colegiales que nos "asaltan" entre alegres risas y que son animados por uno de los profesores a que charlen con nosotros para practicar su inglés (otro de los momentos mágicos que nos regaló Irán). Entramos en la Mezquita del Imam, es grandiosa y los
tonos morados son maravillosos en todas partes. Monumental la entrada perpendicular a la Plaza pero con un quiebro (para que todo el conjunto esté orientado a La Meca sin desentonar con el trazado ortogonal de la plaza) que nos conduce al patio. La Mezquita Sheikh Lotfollah es más
pequeña pero una delicia, con la cúpula en tonos dorados y el efecto óptico
“cola de pavo real”. El Palacio de Ali Qapu tiene unas bonitas
pinturas, una gran terraza con espléndidas vistas a la plaza (desde donde el monarca y sus invitados disfrutaban de los espectáculos -entre ellos el juego del polo- que tenían lugar en tan grandioso marco) y la alucinante sala de música con las
paredes y techos “troquelados” para mejorar la acústica del recinto, con forma de instrumentos musicales.
Volvemos a atravesar el Bazar para revisitar la Mezquita del Viernes previo pago y disfrutar de todas las estancias. Es
la más antigua, con salas de robustas columnas de baldosa, y la cúpula de
15 metros de diámetro del siglo XI.
En coche snapp llegamos a la Catedral armenia de Vank que está lejos, al otro
lado del río. El atractivo de la Catedral son las pinturas que cubren
todas las paredes. Impresionantes. El barrio amenio que lo rodea, Jolfa,
es el más europeo que hemos visto, incluso “pijo”, con tiendas de diseño. Por los jardines a orillas del río Zayandeh que ahora está seco llegamos al larguísimo y
encantador puente de Si-o-Seh con las primeras oscuridades de la tarde,
paseado por muchísima gente arropada con las notas de músicos callejeros...
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Panorámica de la Plaza desde la terraza del Palacio de Ali Qapur |
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Con el simpático grupo de escolares |
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Mezquita del Imam
Mezquita Lotfollah
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Efecto cola de pavo real en la Mezquita Lotfollah |
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Espectular bóveda de la Sala de música del Palacio de Ali Qapu |
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Pinturas murales de la Catedral armenia de Vank |
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Plaza porticada en el barrio armenio de Jolfa |
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Puente de Si-o-Seh |
(13 de noviembre)
Al día siguiente, iniciamos la ruta en el Palacio Chehel Sotun, una
maravilla sobre todo por las pinturas murales y los jardines. Después,
los puentes. El más lejano y antiguo, de Shahrestan, del siglo XII. El
más espectacular es el de Khaju, con dos niveles. El de Chubi, con la
pasarela metálica y los cafés en medio.
Comemos en el Restaurante Shahrzad, muy popular, con buena cocina local, donde
acabamos firmando al libro de visitas VIP por la atención que nos tiene
su propietario.
Por la tarde, vamos hasta el Templo del Fuego, el Ateshkadeh, que
tiene una subida más difícil (no hay escalera) que los de Yadz. Está a las afueras de la ciudad. Las vistas son
espléndidas sobre el gran Isfahán y la luz del atardecer es perfecta. De vuelta ya, cuando
llegamos a los minaretes basculantes están cerrados y con la oscuridad de
la hora apenas se pueden intuir.
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Palacio de Chehel Sotun |
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Puente de Khaju |
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Ateshkadeh o templo del fuego |
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Con Pouria, nuestro anfitrión en Isfahán
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Such a great introduction for isfahan 💓
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